Tras la fuerte repercusión que generó la misa organizada por el kirchnerismo en la Basílica de Luján, el Papa realizó este jueves una exhortación ante líderes religiosos a nivel mundial y logró meter algunos «bocadillos» contra la misa politizada efectuada en su país: «¡Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad!».
Estas declaraciones se efectuaron en la apertura del VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradiciones que se realiza en Nur-Sultán, la capital de Kazajistán, tierra a la que arribó hace dos días.
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En su primera alocución, el Papa abogó para que «no justifiquemos nunca la violencia» y tampoco «permitamos que lo sagrado sea instrumentado por lo profano».
«La declaración de nuestro congreso afirma que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, la violencia, la guerra y cualquier motivación u objetivo que se propongan, no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y deben ser rechazados con la más resuelta determinación. Sin condiciones y sin ‘peros'», comentó el Papa en relación al avance del odio en el mundo.
Finalmente cerró pidiéndole a los líderes del mundo que escuchen, cuiden y presten especial atención en los jóvenes y que la libertad religiosa no sea solamente «un concepto abstracto sino un derecho concreto».
LA MISA POLEMICA Y LAS DISCULPAS DE LA IGLESIA
Luego del atentado a Cristina Kirchner y tras demonizar y responsabilizar a la oposición y medios de comunicación, el oficialismo pidió convocar a una misa por la paz en el país e invitó, aunque sin éxito, a Juntos.
Jorge Scheinig, quien fue el arzobispo encargado de organizar y dirigir el encuentro, terminó disculpándose al percatarse del rumbo que había tomado la misa. Esta mala organización generó conflictos con sus colegas y este malestar transcendió a los niveles más altos de la Iglesia.
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«Quisiera hacer una aclaración. Este fin de semana los obispos de la Argentina invitamos a todo el país a rezar por la paz y no pensamos en una misa ni en un evento central. Pero cuando el intendente de Luján (Leonardo Boto) me propuso hacer esta misa le dije que sí. Pero fue creciendo la envergadura de la misa y yo quiero pedir disculpas«, contextualizó Scheinig.
Al finalizar el evento, agregó: «De verdad, lo quiero hacer de corazón, porque tal vez yo no invité, por no querer hacer algo tan importante, me equivoqué, metí la pata. Quiero pedir perdón, de verdad», insistió.
«La Iglesia siempre está dispuesta a dar una mano para la fraternidad, para la escucha, el dialogo, la paz social, y para el fortalecimiento de la democracia. Entonces, gracias por esta misa, por haber celebrado juntos…», concluyó el arzobispo Scheinig.
Estas disculpas cayeron mal en los presentes del Frente de Todos quienes se apresuraron a desalojar la iglesia y finalizar la misa, para así poder seguir «el aguante a Cristina» en Parque Lezama.
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