El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, está dispuesto a modificar los valores impositivos heredados de su predecesor, quien a lo largo de sus cuatro años de gestión, bajó los tributos corporativos al 21%. Además, Biden tiene el objetivo de promover un impuesto mínimo global corporativo para las multinacionales alrededor del mundo con los países miembros del G20.
Biden consideró este lunes que la alícuota del 28% vigente hasta la llegada de Trump a La Casa Blanca «era lo suficientemente justo para todos». Y agregó: «Hay 51 o 52 corporaciones de Fortune 500 (NdeR: la lista que elabora la revista especialiazada en economía con las empresas mejor valuadas) que no han pagado ni un centavo en impuestos durante tres años».
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Por su parte, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, reforzó este lunes que el impuesto mínimo global corporativo en el que trabaja su gobierno quiere poner fin a una “carrera de 30 años a la baja en las tasas impositivas corporativas”. La idea del impuesto es evitar que las grandes fortunas sean ubicadas en guaridas fiscales del exterior y no tributen en su país.
El dinero que podría recaudarse en Estados Unidos con el impuesto, estimado en 2 billones de dólares, pretende ser invertido por la administración demócrata, sobre todo, en un ambicioso plan de infraestructura para reconstruir las carreteras, los puentes, los sistemas de agua y la red eléctrica en todo el país.
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En marzo, el gobierno aprobó un paquete de medidas contra el COVID-19, que incluyó el desembolso de 1.9 billones de dólares para estimular la economía. Ese dinero fue volcado en subsidios por desempleo, transporte, alquiler; en mejorar la distribución de las vacunas; la apertura de escuelas; y en cheques de 1400 dólares para personas con ingresos menores a 80.000 dólares anuales.
