En las últimas horas, un terremoto sacudió Turquía, Siria y otros países de la región y dejó -hasta el momento- más de 1.500 personas muertas y, aproximadamente, 7.000 heridos.
Durante la mañana se siguieron registrando réplicas en el centro turco y el noroeste sirio que dificultan la búsqueda de los rescatistas y siguen provocando calamidades entre víctimas fatales, heridas y derrumbes edilicios de gran extensión.
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Según dieron a conocer las autoridades de los países involucrados, la magnitud del terremoto principal fue de 7,8 en la escala de Richter. Debido a esto, otros países resultaron afectados colateralmente, como Chipre, Líbano y diez más.
La Presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) dio a conocer que el epicentro del terremoto estuvo en Turquía, en la ciudad de Kahramanmaras, a unos 600 kilómetros al sudeste de Ankara, capital del país. Y también se registraron réplicas de hasta 7,5 de magnitud cerca de la zona del primer sismo.
En un principio, el vicepresidente turco, Fuat Oktay, aseguró que había, por lo menos, 284 personas muertas y 2.300 heridas provocadas por el terremoto. En la misma declaración, anunció el trabajo que comenzaban a realizar los rescatistas en el epicentro de la tragedia y declaró un «nivel 4» de alarma, lo que indica que el país precisa de ayuda internacional.
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En detalle, 912 personas del total de fallecidos pertenecen a Turquía, mientras que 592 vivían en Siria. El trabajo de los rescatistas, que van removiendo los escombros causados por el terremoto, no sólo se ve afectado por las réplicas, sino también por el frío y la nieve que hay al alrededor mientras trabajan.
En estos momento, las autoridades de Italia también han alertado públicamente a su población sobre la cercanía de un posible tsunami como consecuencia de los movimientos tectónicos. Por esto mismo, se decidió paralizar la actividad de transportes y clases en algunas zonas del país, sobre todo en el sur.
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