A pesar de ser uno de los autores de literatura fantástica más célebres de la historia, Robert Louis Stevenson se hubiese asombrado un montón al enterarse que la remake de su obra El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, se iba a hacer en el año 2023, en un lejano país de Sudamérica y con la actuación estelar de una conocida Arquitecta Egipcia. Nadie, ni siquiera Stevenson, podría haberlo imaginado.
Cuando Cristina Kirchner admitió que los funcionarios del gobierno no funcionan, que “estamos sin moneda”, que el salario real “está por el piso” y que la inflación en su gobierno es muy alta, no era ella la que hablaba. Eso hubiese sido una autocrítica y esa es una palabra que no está en su diccionario. El que habla es su señor Hyde, el jefe de la oposición.
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En estos últimos tres años Cristina Kirchner se puso al hombro una tarea enorme: ser la jefa del oficialismo y de la oposición al mismo tiempo. Toda la dinámica del juego democrático en una misma persona. Es que Cristina es un cuadro político tan brillante que no hay dudas de que puede con todo. ¿No es así Larroque?
La razón de su estrategia es obvia. Cristina no quiere hacerse cargo del estruendoso fracaso de su gobierno. A los de La Campora se les ocurrió echarle toda la culpa a Twitter, la red social en la que publicó un fatídico tuit el día 18 de mayo de 2019 en donde ¿Cristina? ungió a Alberto Fernandez como su candidato a Presidente. Pero eso era demasiado así que la vicepresidenta optó por otro camino.
Igual ella eligió una senda no menos inverosímil. Resulta interesante reflexionar acerca de la razón por la cual ella toma una actitud tan insólita y compleja para evadir responsabilidades. Hay tres opciones que pueden explicar su comportamiento.
La primera opción tiene más que ver con el electorado que con ella y es que Cristina sabe que el 3 de cada 10 argentinos le creen cualquier cosa que diga. Entonces se aprovecha. Hay que reconocerle, que su estrategia (a pesar de lo descabellada) le está dando buenos resultados: todavía hay un montón de gente que quiere que se postule para presidenta.
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La segunda tiene derivaciones mucho más delicadas. Es el caso de que ella misma se crea lo que dice. En ese caso su psicología estaría en condiciones de alojar a dos personalidades antagónicas: la jefa política del oficialismo y la jefa de la oposición. Algo así como la Doctora Cristina Kirchner y la Jefa de la oposición.
Se trata de una alternativa preocupante porque el caso requiere algún tipo de disociación de la personalidad en una dirigente de fuste, que -elecciones mediante-, puede seguir dirigiendo los destinos del país por cuatro años más.
La última opción es que ella elabore su relato con un nivel de cinismo de dimensiones descomunales. Según el diccionario, el cinismo es la actitud de la persona que miente con descaro y defiende o práctica de forma impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación. ¿Algo que ver con lo que venimos contando?
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