Lucas Llach nació en Rosario en 1973, y es docente en múltiples carreras y materias dentro de la Universidad Torcuato Di Tella: es director y profesor del Departamento de Historia, director de la Licenciatura en Ciencias Sociales y de la Licenciatura en Historia, director de la Maestría en Políticas Públicas y profesor de la Escuela de Gobierno. Asimismo, posee un doctorado en Historia en la Universidad de Harvard, y una licenciatura y estudios de posgrado en economía en la Universidad Di Tella.
Así como su currículum vitae académico es frondoso, también lo es su participación política. Llach fue vicepresidente del Banco Central de la República Argentina entre 2015 y 2018, debajo de Federico Sturzenegger, y ocupó el mismo cargo en el Banco de la Nación Argentina en 2019, cuando la entidad estaba al mando de Javier González Fraga. En las elecciones presidenciales de 2015 fue precandidato a vicepresidente por la Unión Cívica Radical dentro de la coalición Cambiemos, en la fórmula que encabezó Ernesto Sanz.
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Por todo esto, su opinión sobre la actualidad económica y la crisis que vive la Argentina es más que autorizada. A la sazón, y para arrancar, que mejor que cuente su veredicto sobre el impacto los anuncios del nuevo ministro Sergio Massa, en función a la economía del país, tanto en un corto como en un mediano plazo.
“En principio, cuanto más se acerque Massa al programa acordado con el Fondo Monetario Intenacional, más chances hay de que la Argentina no pase por eventos traumáticos”, afirma Llach vía correo electrónico, después de pedir por favor que las consultas fuesen pocas ya que su tiempo es escaso. “Diría, de todos modos, que el objetivo de máxima parece ser evitar un empeoramiento de la situación económica, pero con las herramientas ahora mostradas, y dadas las diferencias políticas que subsisten en el Frente de Todos, parece utópico pensar en un programa que reduzca de manera sensible la tasa de inflación, que hoy es el principal problema que enfrenta Argentina”, completa.
Entonces hay una pregunta que se cae de maduro: ¿se puede pensar en que esta serie de anuncios, sin una devaluación, pueden generar estabilidad a largo plazo, o son un paliativo momentáneo para pasar el momento de crisis actual?
“Es muy difícil. En el extremo, uno puede mantener el tipo de cambio oficial en estos niveles poniendo más y más restricciones a las importaciones, pero en la práctica lo que eso implica es que lo poco que se importa pasa a tener un precio más alto que el del tipo de cambio oficial”, asegura Llach. “Hay un momento, que creo que ya superamos, en el que la devaluación del tipo de cambio oficial tiene menos costo que seguir imponiendo cada vez más límites a las importaciones. Una de las ventajas es que esas restricciones generan más incertidumbre y remarcaciones preventivas”, señala.
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La consulta posterior y final tiene que ver con las exportaciones. ¿Cuáles serían las consecuencias de una desaceleración de la economía de la mano de una caída de las exportaciones?
“Las exportaciones no fueron malas este año, pero es cierto que el problema cambiario está generando retención de cosecha”, dice Llach. “Creo que hay que poner el caballo delante del carro: el problema es la brecha cambiaria y la consecuencia es la retención de granos, y no al revés. Sin un programa claro, que busque bajar el dólar libre por la política monetaria, y aumentar el dólar oficial con algún nivel de devaluación, ese problema va a persistir”, asegura, como tantos otros colegas economistas con quien comparte el mismo diagnóstico.
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