En Tucumán todos saben que Juan Manzur es un hombre de ambiciones presidenciales. Quien primero tomó nota de ello fue su mentor, José Alperovich, con quien tuvo momentos de grata convivencia y otros de muy mala relación, siendo uno u otro gobernador. El otro al que no se le escapó el anhelo de alcance nacional del médico de San Miguel fue a su actual vicegobernador -hoy a cargo del poder Ejecutivo de la provincia-, Osvaldo Jaldo.
Para que la anomalía que hoy se vive en Casa Rosada, (surgida del resultado de las PASO), le permitiera a Manzur llegar a la jefatura de Gabinete en lugar de Santiago Cafiero, los popes del Frente de Todos tuvieron que interceder para atemperar las diferencias que llevaron a Jaldo a jugar todas sus fichas para alcanzar la gobernación tucumana en 2023. Con ese objetivo, el hombre de la localidad de Trancas, además de otras piedras en el camino del naciente “manzurismo”, se animó a presentar lista propia en las elecciones del pasado 12 de septiembre. Con esa avanzada consiguió convertirse en el peor escollo para las pretensiones del ex ministro de Salud de la Nación en épocas de Cristina Kirchner.
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La tregua sellada entre ambos expira el 14 de noviembre, fecha en que el oficialismo, no solo se enfrenta en las legislativas a la oposición de Juntos por el Cambio, sino a una insólita elección interna que definirá quién (o quiénes) intentarán comandar los próximos dos años de mandato.
El plan de proyección nacional que lleva adelante Manzur desde Balcarce 50 comprende otro desafío fundamental, no perder el dominio en su territorio. El arribo a la sede del Poder Ejecutivo (el 20 se septiembre) no fue únicamente con una hinchada que lo vitoreó en el Museo del Bicentenario, sino también con un equipo de asesores (especialmente en materia de prensa), liderados por la periodista especializada en salud, Valeria Zapesochny. Persona de extrema confianza del tucumano, cercana a Juan Pablo Biondi, y promovida como la flamante secretaria de Medios y Comunicación Pública.
Ella se encargó de armar el esquema de información que da a conocer las actividades de Juan Luis Manzur. Se trata de una agenda nacional, que arrancó con una vorágine tempranera que se fue agotando en el tiempo, y otra paralela, dedicada exclusivamente al control y manejo de la provincia de Tucumán. La primera está relacionada a encuentros con ministros, gobernadores, secretarios, empresarios, intendentes, y otros actores del poder a nivel país. La otra es objetivamente muy privada, y según reclaman desde carteras ligadas al kirchnerismo, al massismo, e inclusive al debilitado albertismo, se le dedica demasiado tiempo de la gestión.
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Apenas asumido, el ministro coordinador intentó evitar los micrófonos y grabadores, especialmente de los periodistas acreditados en Casa de Gobierno, a los que nunca visitó en la sala del primer piso. Al principio, el mensaje que salía de su entorno después de cada actividad pública que le tocaba encabezar, era un seco y descortés: “sin preguntas chicos”. El funcionario y su gente comprendieron pronto que la lógica de la gobernación tucumana no se podía aplicar a orillas del Río de la Plata.
De esa manera, Manzur empezó a participar de conferencias de prensa sin otra opción que la de responder preguntas y atender alguna consulta al pasar. Alejado del sistema “off the record” de Cafiero y el propio Presidente, dio alguna declaración en actos y visitas de campaña, pero todo terminó cuando manifestó que el tuit de Aníbal Fernández a Nik “fue muy desafortunado”. Inevitablemente, las diatribas le llegaron desde el despacho presidencial, pero en particular desde la oficina denominada “La Remisería”, donde funciona el Ministerio del Interior.
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La diferencia en el modo de comunicar lo vinculado a Tucumán quedó de manifiesto cuando, pasado el conflicto que tuvo en vilo su llegada al Gobierno nacional, Manzur recibió por primera vez en Casa Rosada a su enemigo íntimo, Osvaldo Jaldo, quien llegó acompañado de todo su gabinete. Ninguno de los dirigentes que vinieron con él, incluyéndolo, tuvieron contacto con la prensa porteña, tampoco con corresponsales de medios provinciales en Buenos Aires.
No atendieron celulares en ningún momento, y tampoco se invitó a los periodistas acreditados en Balcarce 50 a lo que fue una especie de conferencia de prensa que brindó la ministra de Gobierno y Justicia, Carolina Vargas Aignasse. Una rueda que fue exclusiva para medios tucumanos, al igual que un zoom que protagonizaron Manzur y Jaldo con un canal de San Miguel, en el cual los dos escenificaron una unidad demasiado empalagosa, que contrastó con el clima de guerra que se había vivido pocas semanas antes. Obviamente no hubo repreguntas, dudas o cuestionamientos en la cordial entrevista de estricto espíritu localista.
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Con el mismo criterio de hermetismo, Manzur recibe en Rosada a ediles de su provincia, como los de Tafí Viejo, Montero y la capital provincial, entre otros, y a funcionarios de diferentes carteras tucumanas. Las únicas precisiones que jefatura de Gabinete da sobre esos cónclaves es que giran en torno a la ejecución y evaluación de obras, o situaciones puntuales de los distritos. Esta semana Jaldo volvió a estrechar la mano de su temporal aliado en Casa de Gobierno.
La relación se estaba deteriorando otra vez porque Manzur no cumplía con la promesa de entregarle la cartera de Seguridad de la provincia, en manos (hasta hace horas) de uno de su hombres, Claudio Maley. Sin alternativas, tuvo que dejar que asuma Eugenio Agüero Gamboa. La salida del dirigente manzurista (que podría recalar en Nación) fue facilitada debido a la increíble fuga de un femicida con prisión perpetua que purgaba condena, de manera inaudita, en un cuartel de bomberos a metros de los tribunales tucumanos y que fue recapturado hace días.
“Esa agenda local del jefe de Gabinete la pueden sacar de la cuenta de Twitter de Manzur, aunque hay cosas que pueden faltar”, responden sin mayores precisiones los asistentes de prensa del gobernador en uso de licencia. En esa red lo que se hace es subir fotos y un breve epígrafe de algunas de las reuniones que lleva adelante el ministro coordinador. Hay dos instrumentos más que se han habilitado para recibir esa fragmentada e incompleta lista de actividades: un grupo de difusión de WhatsApp y otro elemento que se incorporó a la página del Gobierno nacional. Se trata de una sección que está en la plantilla de -Jefatura de Gabinete de Ministros- que se denomina “Gabinete de Noticias”. Allí hay audios editados y producidos que genera la propia cartera y que no suman nada a lo que se da a conocer a través de los recortados tuits con los que Juan Mazur se muestra omnipresente y omnisciente en el pago chico al que tendrá que volver (antes de lo previsto) si el 14N resulta peor que las Primarias.